Hoy, 10 de octubre, día mundial de la salud mental...

10 de Octubre 💚 Por una salud mental colectiva, feminista e interseccional Por los cuidados que sostienen la vida cuando el sistema nos deja caer. Por las que resisten, acompañan y se levantan cada día. #DíaDeLaSaludMental

Hoy es el día mundial de la salud mental y sólo quiero decir que esta, dejando a un lado reduccionismos explicativos y esencialismos absurdos, depende fundamentalmente de las condiciones sociales y económicas: La salud mental no es tanto un asunto médico, sino 𝑝𝑜𝑙𝑖́𝑡𝑖𝑐𝑜.

El DSM es un libro 𝑝𝑜𝑙𝑖́𝑡𝑖𝑐𝑜 y la conceptualización de los trastornos mentales es un debate 𝑝𝑜𝑙𝑖́𝑡𝑖𝑐𝑜, no médico.

El sufrimiento [psicológico] es político. Si en tu consulta no haces política, eres parte de la opresión.

Otro año más, en las #JAFA 🥹 Me llevo mucho cariño, respeto y la sensación de que hay sed de debate genuino en nuestra comunidad. 🤩🤩 Gracias a les compañeres por el intercambio de ideas y por arroparme como lo hicisteis

¡Qué despistada! Dejo aquí el enlace por si queréis echarle un ojo: www.youtube.com/live/wjrsv-3...

Desayunando con @kalea-radical.bsky.social @abeingbehaving.bsky.social 😋

Ponencia hecha. Trastorno de identidad disociativa desmontado. 😁

Aquí la podéis ver. ♥️ www.youtube.com/live/wjrsv-3...

Si crees en supersticiones, te vas a poner tus calcetines de la suerte el día del examen. Si crees en el horóscopo, vas a comprar un boleto de lotería cuando este te diga que vas a tener suerte porque la luna está en la posición idónea...

Y si crees en el modelo biomédico de salud mental, vas a ver trastornos mentales medicalizables donde hay conductas perfectamente coherentes (aunque problemáticas o disruptivas) y a pacientes "locos" o enfermos donde hay personas con historias de vida que dan sentido al presente.

Ahora parece que estamos teniendo problemas con el correo. No sabemos bien por qué, algunos correos sí llegan (tanto entrada como salida) correctamente, pero otros no. Si notáis que nos estamos demorando, por favor, escribidnos por las redes. Gracias y perdonad las molestias. 🤍

Cuando anticipamos mentalmente (imaginando, creando mediante imágenes y verbalizaciones) una situación posible (o imposible), ese ejercicio puramente mental nos hace sentir cosas, y esas cosas nos hacen seguir imaginando, comportándonos. Y aquí también aprendemos y cambiamos.

🤬🤬SOBRE LAS CRÍTICAS EN REDES SOCIALES🤬🤬 Las críticas de desconocides rebotan Las de quienes sentimos cercanes atraviesan 💥 No hieren las ideas: hieren la identidad 🫥 Hilo 🧵

❤️‍🩹

Estamos teniendo problemas con el formulario de contacto de nuestra web. Por favor, contactad directamente a través de nuestras RRSS (Twitter, Bsky, IG): @radicalpsicol.bsky.social @abeingbehaving.bsky.social @kalea-radical.bsky.social o al correo [email protected] Gracias.

Este verano no hagas la operación bikini. Mejor haz la operación ME-LA-SU-DA ☀️🍉✊

| EJEMPLOS DE TERAPIA | Pensar como conducta y Pensamiento rumiativo. (PARTE 3)

1. Poner semáforos: Aprende a frenar. Rumiar se siente como ir a 200 km/h por una carretera sin señalizar. Y sabemos que, a veces, ocurren accidentes. Debemos poner semáforos que nos hagan frenar sin que ello dependa de nuestra “voluntad”.

El semáforo aquí equivale a cualquier señal/estímulo que te permita “volver en ti”, ser autoconsciente de la rumia y de tu papel activo: un estímulo “físico” como un golpecito en el muslo o una palmada, una respiración de una forma concreta...

o un estímulo “cognitivo”, una palabra/instrucción (quizá alguna parte del mismo contenido de la rumia). *Se van trabajando poco a poco estos condicionamientos.

2. Pegar un volantazo: Reconduce la situación. Una vez “vemos” el semáforo y pegamos el frenazo, enseguida ─como quien se quita una tirita, sin dar pie a que la rumia vuelva─ toca reconducir, cambiar de rumbo: aprieta fuertemente el volante, palpa, ve, siente.

Esta reconducción la hacemos de dos formas, principalmente: Produciendo más estimulación más intensa que nos devuelva a nosotres mismes (agarro los reposabrazos de la silla y me levanto, hago una respiración profunda pero acelerada que me active)...

y cambiando de contexto “externo” (me muevo, salgo de la habitación, me voy a hacerme un café, salgo a dar un paseo...).

3. Hablarte y moverte: Creando nuevos contextos. Empezar a hablarnos (al principio, en voz alta) tiene una consecuencia inmediata: hace incompatible la rumia. Porque rumiar *es* pensar, y es muy difícil pensar mientras estoy hablando(me).

No olvidemos que nosotres también somos contexto de nosotres mismes, y que lo que pensamos/nos decimos es tan “material” y tan importante como lo que nos dicen otres.

Y como ya sabemos que los pensamientos ─también los rumiativos─ “aparecen” en contexto, cambiar “físicamente” de entorno, exponernos a estímulos diferentes, va a facilitar que aparezcan nuevos pensamientos menos desagradables.

*Es buena idea tener una lista de sitios/cosas/actividades para no ponernos a decidir en el momento más vulnerable, lo que puede favorecer que vuelva la rumia.

4. Amigue, date cuenta: Metaconsciencia como regla. Saber que “si A, entonces B” hace mucho más probable que hagamos o dejemos de hacer A, precisamente, en función de B: a esto lo podemos llamar “reglas de conducta”.

Esto no sólo aplica a “reglas” del tipo “si tocas el fuego, te quemas”. También “construimos” o deducimos reglas acerca de nuestros estados emocionales: “si salgo a dar un paseo, luego me encuentro mejor”. Pero sólo con decirlo no basta.

Tenemos que convencernos. Emocionarnos. Interpelarnos. Hacer un ejercicio metaconsciente y deliberado. Y hacernos caso.

A modo de “disclaimer”: Estas son unas pautas generales en un formato comunicativo muy limitado, no deben tomarse como una prescripción terapéutica, pues cada caso es distinto y amerita una evaluación individual.

| EJEMPLOS DE TERAPIA | Pensar como conducta y Pensamiento rumiativo. (PARTE 2)

Como el pensamiento de comprar manzanas, los pensamientos rumiativos aparecen ante claves contextuales: Hay ciertos estímulos que los hacen más probables.

Quizá nos demos cuenta de que rumiamos más cuando estamos en nuestra habitación, o cuando tenemos que confirmar un plan, o cuando tenemos que ponernos con un trabajo de la universidad...

Quizá nos demos cuenta de que rumiamos más cuando estamos en nuestra habitación, o cuando tenemos que confirmar un plan, o cuando tenemos que ponernos con un trabajo de la universidad...

O quizá no seamos capaces de discriminar los contextos de rumia. Porque es fácil que esté muy generalizada... O porque sobre todo aparece ante claves contextuales privadas (de “dentro” de nosotres).

Quizá notemos que aparece ante sentimientos de tristeza o angustia. Quizá, tirando del hilo, notemos que nos pasa sobre todo cuando estamos durmiendo mal, arrastramos cansancio y además nos sentimos estancades en algún área vital (laboral, de pareja...).

También puede ser difícil diferenciar la rumia de una preocupación “legítima”. El contenido de la rumia puede ser importante (v.g., “¿y si estoy enferme?”, “¿y si me despiden?”, “¿y si no encuentro trabajo?”...), pero la forma que toma no nos lleva a ningún sitio.

Cuando razonamos para resolver un problema somos más conscientes del control sobre nuestros propios pensamientos. Como al deliberar sobre si comprar las manzanas en la frutería que habíamos visto o en la de al lado de casa. Es un proceso más activo.

Cuando rumiamos, en cambio, somos sujetos pasivos de nuestros pensamientos. Es como si nos hubiésemos grabado hablando en un momento de mucho malestar y le diésemos al “play” ahora. Somos nosotres hablándonos, sí, pero no tenemos sensación de control sobre el proceso.

En resumen: rumiar es una “variante” de pensar, por así decir; y, como cualquier sucesión de pensamientos, los rumiativos “aparecen” ante claves contextuales (públicas o “externas” y privadas o “internas”).

Habiendo sentado las bases de lo que es pensar y lo que es rumiar, en un siguiente post veremos algunas estrategias que podemos implementar para “combatir” la rumia.

| EJEMPLOS DE TERAPIA | Pensar como conducta y Pensamiento rumiativo. (PARTE 1)

Quizá hayas oído alguna vez que el pensamiento es “la causa” de la conducta, pero esto no es cierto: los pensamientos son conductas, y son “causados” por variables del contexto. Veamos un ejemplo: