¡Esa es la actitud! Este es un caso de magnicidio demasiado grande, abarcando MUCHÍSIMO, si no colaboramos, nos convertiremos en un último recuerdo de lo que alguna vez fue.

GRACIAS MARIO.

—¡Calma, calma!—alzó ambas manos, dispuesto a apaciguar los roces—. Nadie está aquí por gusto y claro que sería mejor seguir tranquilamente con nuestras vidas, ¿pero no deberíamos intentar llevarnos? ¿Por el bien mayor? ¡O no tiene por qué ser con todos! Seguro que podemos hacer grupos más pequeños.

❝ 𝗡𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 hemos sacrificado 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 para salvar 𝗹𝗮 𝘃𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮. Logramos 𝘃𝗶𝗮𝗷𝗮𝗿 en el 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼, justo al 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗲𝗻𝘇𝗼, justo antes de que 𝘁𝗼𝗱𝗼 acabara. 𝗣𝗼𝗿 𝗱𝗲𝘀𝗴𝗿𝗮𝗰𝗶𝗮, ya 𝗻𝗼 podemos hacer 𝗻𝗮𝗱𝗮 más. Por 𝗲𝘀𝗼... ❞

❝ 𝗔𝗹𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻 logró 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗼𝗺𝗽𝗲𝗿 la realidad. 𝗔𝗹𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻 logró 𝗱𝗲𝘀𝘁𝗿𝘂𝗶𝗿 la realidad. ❞

❝ 𝗡𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 somos 𝗟𝗼𝘀 𝗔𝗱𝗮𝗹𝗶𝗱𝗲𝘀 𝗱𝗲𝗹 𝗠𝘂𝗹𝘁𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗼. Desde el 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼 de los tiempos, nuestra noble labor ha sido la de 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗿𝗼𝘀 y velar por 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗿𝗶𝗱𝗮𝗱 de cada uno de los 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼𝘀 que existen. 𝗣𝗲𝗿𝗼... ❞

La reunión con Luigi y tantos otros seres queridos había sido gratificante, en mayor o menor medida, para Mario y sus respectivos conocidos. No obstante, dirigió su atención de vuelta hacia esa voz misteriosa casi tan pronto como la escuchó de nuevo. Parecía importante... demasiado.

❝ 𝗘𝘀𝗰𝘂𝗰𝗵𝗮𝗱. No tenemos mucho 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼. ❞

Aquella voz que os despertó vuelve a resonar en vuestras mentes.

❝ ¡𝗣𝗼𝗿 𝗳𝗶𝗻! ❞

De cada orbe sale un rayo disparado que impacta directamente contra la estatua de la doncella. Da la impresión de estar cargándose su energía, hecho que confirmáis tan pronto sus ojos se iluminan de un color que es un amalgama de los diferentes elementos.

—Nngh... Mario demoró largos segundos en recobrar la conciencia. Cuando se sintió capaz de abrir los ojos y levantarse, oteó minuciosamente sus alrededores, asimilando el lugar donde había ido a parar. —¿Una nave espacial? ... ¿El Planetarium del Cometa? No. Era muy distinto. ▼

En el borde de la fuente hay trece pedestales vacíos. En cada uno de los pedestales encontráis un símbolo y una inscripción tallados en piedra: “Pyro”, “Hydro”, “Geo”, “Aero”, “Electro”, “Cryo”, “Natura”, “Sacro” “Umbra”, “Harmonía”, “Kháos”, “Astra” y “Nihil”.

Parece ser la efigie de una doncella ataviada con un vestido largo y una diadema ornamentada con trece orbes que vierte el agua de la fuente a través de un ánfora sostenida delicadamente con sus manos. El agua es fresca y cristalina, inocua a todas luces. Antoja refrescarse en ella.

Finalmente, en el centro hay una fuente construida en piedra. Lo más llamativo de ella es la estatua, también de piedra, que hay en su centro.

Es un paisaje cuanto menos pintoresco y bucólico, pero totalmente inaccesible porque una pantalla casi transparente bloquea el paso a cualquiera que intente pasar. No parece haber forma de desactivarla.

A vuestro derredor observáis que el jardín consta de cuatro salidas: una es una compuerta de metal con un letrero que pone “Acceso a la Zona de Residencia” y las otras tres conducen a lo que parece ser una campiña de verdes prados cruzadas por varios riachuelos.

Podéis ver infinidad de estrellas y asteroides, algunos planetas también, pero nada que os resulte familiar incluso a aquellos que conocéis o que habéis hecho travesías espaciales. Todo esto es nuevo para vosotros.

Si miráis sobre vuestras cabezas veréis la única cosa que hay fuera de lugar además de vuestra propia presencia: una cúpula de cristal y metal cubre toda la zona. ¿Y al otro lado? El espacio exterior.

La vegetación os rodea. Arbustos, árboles y setos muy bien cuidados dispuestos alrededor de una fuente de piedra de apariencia vetusta.

Estáis… ¿en un jardín?

Una vez habéis vuelto en vosotros mismos abrís los ojos descubriendo que os encontráis en un lugar muy diferente a vuestro mundo de origen.

Poco a poco vais recobrando el control de vuestros cuerpos.

❝ ¡Necesitamos 𝘁𝘂 ayuda! ¡𝗗𝗲𝘀𝗽𝗶𝗲𝗿𝘁𝗮, rápido! ❞

Una voz resuena en vuestras cabezas despertando vuestra conciencia.

❝ ¡Eh! ¡𝗗𝗲𝘀𝗽𝗶𝗲𝗿𝘁𝗮! ❞

Sin embargo, no fue así.

El Multiverso había sucumbido a lo que más tarde se conocería como la Hecatombe de los Orbes Corruptos. Por un breve instante pareció que la llama de la esperanza se había consumido para siempre, y que la vida, tal y como se conocía, había llegado a su trágico final.

ㅤ ㅤㅤㅤ ㅤ 【 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 ✦ 𝟏 】 ㅤ ㅤㅤ𝗘𝗹 𝗥𝗲𝗻𝗮𝗰𝗲𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗛𝗲𝗿𝗼𝗲𝘀 ㅤ

𝗔𝗩𝗜𝗦𝗢 𝗬𝗔𝗬𝗢𝗖𝗢𝗦𝗠𝗜𝗖𝗢 𝗔𝗡𝗧𝗘𝗦 𝗗𝗘 𝗖𝗢𝗠𝗘𝗡𝗭𝗔𝗥: Todo lo que habéis venido roleando estos dias está ocurriendo ahora mismo de forma simultánea, por lo que haremos un pequeño resumen introductorio para que todo el mundo esté al tanto de lo acontecido antes de seguir con la activación del último pedestal.

Lo del Bosque Kokiri, el orbe corrupto de color rojo y el fuego que lo ha desolado con pifias incluidas por parte de Linkito mejor lo dejamos para otro momento.

Somehow Tindalos le dio un lametón a la brecha... y se lo tragó. La brecha a Tindalos. Sin más. En un visto y no visto.

Bowser y su hermano Bruce tampoco han llegado a buen puerto, literalmente, pues, al igual que gran parte del Ejército Koopa, no han conseguido alcanzar los barcos voladores antes de ser engullidos por la tierra. Diferente destino ha corrido Peach, quien ha logrado escapar de su castillo a tiempo.

No... No, no, NO. —¡¡LUIGIIIIIIIIII!! Apenas y extendió una mano al frente, un amago que supo que ya era inútil. No tenía de otra que hacer de tripas corazón, confiar en que se encontraría bien de algún modo, y asegurarse de que la Toadette estuviese sana y salva. Sin mirar atrás.

Mario no tiene tiempo para regresar y rescatar a su hermano y observa cómo, en cuestión de segundos, la tierra lo engulle y lo hace desaparecer sin dejar rastro. No es consuelo alguno, pero, al menos, ha conseguido salvar su vida y la de Toadette.

Mario, en un acto de heroísmo, ha echado a correr para salvar a la pobre Toadette, que está paralizada por el miedo mientras el suelo a sus pies comienza a hundirse. Sin embargo, el grito de su hermano le alerta de que exactamente lo mismo le está ocurriendo a él.

—¡¡OH, NO!! Apresuró sus pasos aún más para luego ejercer varias acrobacias, asegurándose de poner a la Toadette a buen recaudo. El castillo podía reconstruirse (no sería la primera vez), ¡las vidas eran otra cosa! —¡Ya estás a salvo! No te separes de nosotros, ¿okay?

El Castillo de Peach no tarda mucho en ser alcanzado por los movimientos de tierra, partiéndose por la mitad y con el ala oeste hundiéndose en el interior de la tierra sin dejar rastro. Quienes aún estaban en su interior apenas tuvieron tiempo de reaccionar.

El suelo bajo sus piececitos comienza a agrietarse en todas direcciones, sin detenerse, causando que fragmentos aleatorios de tierra empiecen a hundirse a distintas velocidades creando un abismo cada vez más grande.

En el Reino Champiñón, en una zona no muy lejos del Castillo de Peach, cayó un orbe corrupto de color marrón. Una Toadette, en su inocencia, se acercó a él, y tan pronto lo hizo el orbe comenzó a brillar y un temblor sacudió la tierra.

¿¡Se puede saber QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! ¡ESTABA JUGANDO A TENIS CON LOS NIÑOS!

No tardáis mucho en descubrir el efecto de los orbes.

Esto le estaba empezando a recordar demasiado a... no, imposible. Se aseguraron de derrotarlo por activa y por pasiva. No podía haber regresado... ¿o sí? —¡Luigi, en marcha! ¡No podemos dejar que esas cosas toquen a nadie!

Parecen haber sido imbuidas por la misma esencia oscura y violácea, se podría decir incluso que corrupta, que emana incesante de la grieta.

De un momento a otro, la brecha de los cielos es atravesada por multitud de pequeñas esferas de colores apagados que caen, como si de meteoritos se tratase, sobre vuestros mundos. Aunque hay de diversos colores, todas ellas tienen en común una única cosa:

En un primer instante. Silencio. Luego... Destrucción.

Una brecha de tonos oscuros y violáceos ha atravesado vuestros cielos.

CASI SE DIO DE BRUCES CONTRA EL SUELO. —Mamma mia! ¡¿Qué ha sido eso?!