loading . . . El 4 de noviembre de 1576, la ciudad de Amberes —entonces uno de los centros comerciales más prósperos de Europa— fue escenario de una de las masacres más brutales del siglo XVI. Durante tres días, tropas españolas al servicio de la monarquía de Felipe II saquearon, incendiaron y asesinaron sin distinción, dejando entre 7.000 y 10.000 muertos. Este episodio, conocido como la “Furia Española”, no solo marcó un punto de inflexión en la Guerra de los Ochenta Años, sino que dejó una herida profunda en la memoria colectiva de los Países Bajos.
Amberes en el siglo XVI: riqueza, tensión y resistencia
A mediados del siglo XVI, Amberes era una ciudad vibrante. Su puerto conectaba con rutas comerciales que llegaban hasta Asia y América. Banqueros italianos, comerciantes ingleses, artesanos flamencos y pensadores humanistas convivían en un entorno cosmopolita. Pero esa riqueza también la convertía en blanco de tensiones políticas y religiosas.
Desde 1568, los Países Bajos estaban inmersos en una guerra contra la monarquía española. La revuelta protestante, el rechazo a la centralización autoritaria de Felipe II y la represión del duque de Alba habían encendido la mecha. Aunque Amberes no se había declarado abiertamente rebelde, era vista como un bastión de autonomía y prosperidad que escapaba al control directo de Madrid.
El contexto del saqueo: soldados sin paga y un castillo sitiado
En 1576, las tropas españolas desplegadas en los Países Bajos llevaban meses sin recibir salario. Eran soldados veteranos, muchos de ellos mercenarios, endurecidos por años de campaña. El descontento crecía, y la disciplina se desmoronaba. En Amberes, el castillo estaba bajo control español, pero rodeado por fuerzas locales que intentaban contener a los soldados.
La situación era explosiva. El 1 de noviembre, tras semanas de tensión, las tropas acantonadas en el castillo decidieron actuar. El 4 de noviembre, rompieron el cerco y se lanzaron sobre la ciudad. Lo que siguió fue una irrupción violenta, caótica y devastadora.
La Furia Española: tres días de fuego, sangre y saqueo
Durante tres días, Amberes fue arrasada. Las tropas españolas penetraron en las calles, incendiaron edificios, asesinaron a civiles y saquearon sin control. Comerciantes, artesanos, mujeres, niños… nadie fue respetado. Se quemaron iglesias, almacenes, casas nobles. El fuego se extendió por los barrios más ricos, y el humo cubrió el cielo de la ciudad.
Los soldados buscaban botín, pero también venganza. Se sentían traicionados por la Corona, abandonados sin paga ni apoyo. La furia se desató contra una ciudad que representaba riqueza, autonomía y rebeldía. El saqueo no fue una operación militar: fue una explosión de violencia descontrolada.
Las cifras del horror
Las estimaciones varían, pero se calcula que entre 7.000 y 10.000 personas murieron durante el saqueo. La cifra es escalofriante, especialmente si se considera que Amberes tenía entonces unos 100.000 habitantes. La ciudad perdió cerca de un 10% de su población en apenas tres días.
Además del coste humano, el impacto económico fue devastador. Se destruyeron almacenes, se perdieron mercancías, se arruinaron familias enteras. Muchos comerciantes huyeron a otras ciudades, especialmente a Ámsterdam, que pronto tomaría el relevo como centro económico de los Países Bajos.
La propaganda y el mito: el nacimiento de la “Furia Española”
El saqueo de Amberes fue rápidamente utilizado por los rebeldes neerlandeses como herramienta propagandística. El término “Furia Española” (Spaanse Furie) se convirtió en símbolo del terror asociado a las tropas de Felipe II. Grabados, panfletos y relatos circularon por toda Europa, alimentando la imagen de una monarquía cruel y despiadada.
En la historiografía española, durante siglos se minimizó el episodio o se justificó como “exceso de guerra”. Solo en tiempos recientes se ha abordado con mayor rigor y sensibilidad, reconociendo su impacto y sus implicaciones éticas.
La respuesta política: la Pacificación de Gante
El saqueo tuvo consecuencias inmediatas. Apenas días después, el 8 de noviembre de 1576, se firmó la Pacificación de Gante. Fue un acuerdo entre las provincias católicas y protestantes de los Países Bajos para expulsar a las tropas españolas y buscar una solución común al conflicto.
La masacre de Amberes había unido a facciones enfrentadas. El horror compartido superó las divisiones religiosas y políticas. La Furia Española, paradójicamente, fortaleció la causa rebelde y debilitó el control de Felipe II sobre la región.
Amberes después del saqueo: una ciudad herida
La ciudad tardó décadas en recuperarse. Su posición como capital comercial se desmoronó. Ámsterdam, más al norte y menos expuesta, atrajo a los comerciantes que huían del caos. Amberes quedó marcada por el trauma, y su papel en la historia europea cambió para siempre.
La arquitectura también cambió. Muchos edificios fueron reconstruidos, pero otros se perdieron para siempre. El recuerdo del saqueo quedó grabado en las calles, en los relatos familiares, en la cultura local.
¿Quién fue responsable?
La pregunta sobre la responsabilidad del saqueo ha sido objeto de debate histórico. ¿Fue una masacre deliberada ordenada por la Corona? ¿Fue el resultado del colapso de la disciplina militar? ¿Qué papel jugaron los mandos locales?
Lo cierto es que la falta de pago, la desorganización y el abandono por parte de Madrid crearon las condiciones para el desastre. La furia de los soldados fue alimentada por la negligencia del poder. Y aunque Felipe II condenó el saqueo, su reacción fue tardía y poco efectiva.
La memoria del saqueo: entre el dolor y la reflexión
En la memoria neerlandesa, el saqueo de Amberes quedó como una herida abierta. En la cultura popular, en la historiografía, en la educación, se recuerda como ejemplo de brutalidad y abuso de poder. En España, ha sido más silenciado, aunque cada vez más historiadores lo abordan con honestidad.
Hoy, Amberes recuerda aquel episodio con monumentos, exposiciones y estudios. No para alimentar rencores, sino para comprender cómo la violencia política y militar puede marcar generaciones. La historia no se supera ocultándola, sino enfrentándola con rigor y empatía.
Reflexiones finales: la furia como advertencia
El saqueo de Amberes en 1576 no es solo un hecho del pasado. Es una advertencia sobre lo que ocurre cuando el poder abandona a sus soldados, cuando la guerra se convierte en furia, y cuando la población civil queda atrapada entre intereses políticos y militares.
También es una lección sobre la memoria. Recordar no es revivir el odio, sino entender el dolor, reconocer la responsabilidad y construir una cultura de paz. Amberes, con su historia marcada por la furia, nos recuerda que la dignidad humana debe estar siempre en el centro de cualquier proyecto político.
Fuentes
Wikipedia – “Saqueo de Amberes” https://es.wikipedia.org/wiki/Saqueo_de_amberes
National Geographic Historia – “El brutal saqueo de Amberes por los tercios españoles” https://historia.nationalgeographic.com.es/a/saqueo-amberes-por-tercios-espanoles_24554
Revista de Historia – “La Furia española. El Saco de Amberes” https://revistadehistoria.es/la-furia-espanola-el-saco-de-amberes/
Revista El Candelabro – “Cuando la Furia Española desató el caos” https://revistaliterariaelcandelabro.blog/2023/11/cuando-la-furia-espanola-desato-el-caos-el-devastador-saqueo-de-amberes/ https://nosoyhistoriador.wordpress.com/2025/11/04/la-furia-que-arraso-amberes-el-saqueo-de-1576-y-su-eco-en-la-memoria-europea/