Qué buenos Portishead.

Ojalá vuelvan a ponerse de moda las capas para poder girarte e irte de cualquier lugar mientras ondean con aire dramático.

Me he quedado media hora dormida en el sofá del salón a pesar de saber que las siestas me sientan horriblemente mal. Realmente, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Felices fiestas, mis amores.

He empezado Red Dead Redemption y lo primero que he hecho ha sido pelearme con un señor dentro de un edificio que resultó ser la cárcel.

Hace un tiempo le puse una caja con una mantita a Jodie al lado de mi cama para que pueda dormir cerquita de mí y no ha dejado de usarla ni un solo día desde entonces. La quiero tanto.

Hay que beber más agua.

Haciendo sentadillas búlgaras un domingo por la tarde en el gimnasio. Si esto no es fuerza de voluntad, que venga Satán y lo vea.

Enseñándole a mi gata la coreografía del Jingle Bell Rock de Mean Girls e intentando explicarle por qué ella haría de Karen.

Mentiría si dijese que, esta tarde en el gimnasio, no he sentido una ligera satisfacción al ver cómo el señor mazado que ha usado la máquina de gemelos después de mí ha tenido que bajarle el peso.

Creo que le caigo mal a una vecina por no ser tan extrovertida como ella y no apetecerme que lo sepa todo sobre mi vida.

Es increíble la cantidad de pensamientos que se pueden cruzar por la cabeza de una chica mientras hace puzzles navideños a las dos de la mañana.

Menudo vicio llevo con Silksong.

Creo que tengo un nuevo prototipo: mujer de más de cuarenta años que vista como Annie Hall.

Lo primero que he pensado cuando me ha llegado la alarma-simulacro de protección civil por tsunami es que, al menos, la evacuación vertical y el encuentro con los vecinos me habrían pillado estrenando pijama de Hello Kitty.

Anoche soñé que escondía en casa a un chico ruso guapísimo que llevaba una cuenta fan de Kafka y al que, por alguna razón, perseguía el ejército estadounidense. Nos comunicamos en un inglés chapucero y, antes de marcharse, me pidió que le preparase un bocadillo de chorizo.

Pensamiento intrusivo: ojalá ser una persona más extrovertida.

Voy a jugar por primera vez a Silent Hill 2 y estoy nerviosa. Me encanta el terror en el cine y quien me conoce sabe que me colaría en una casa encantada sin pensarlo, pero no he explorado el género en los videojuegos y creo que voy a sufrir mucho.

Estoy a punto de pasarme Lies of P y qué chulada.

¿Es legal tener esta cara?

Hoy he protagonizado la versión adulta de un coming-of-age en el que a la chica nerd y torpe se le caen los libros al cruzarse con el quarterback del instituto, solo que mis libros eran un bote de guacamole y mi quarterback, el cajero más guapo del supermercado.

Muy contenta porque esta tarde vamos a ver 'Los domingos' y pocas cosas me fascinan a mí más que una monja adolescente.

Wordle 1600 3/6 ⬜🟨⬜⬜⬜ ⬜🟨⬜⬜🟨 🟩🟩🟩🟩🟩 Vamos.

¿El tercer capítulo de The Last of Us? No estoy bien.

¿Será este el otoño en que me compre una gabardina de detective ojeroso, adicto al whisky y atormentado por haber perdido a su mujer mientras se obsesionaba con un caso sin resolver en los años 40?

Un poco enfadada con el final de Ozark. Por lo demás: me parece una seriaza y tanto Julia Garner como Laura Linney se merecen todos los premios del mundo.

Una de las razones por las que nunca iría a un reality es que me sentiría muy mal el día de la típica llamada emotiva de los familiares siendo la única concursante que no llora.

Qué bonitos son los atardeceres.

Fantaseando con vivir un concierto de los Manic Street Preachers a principios de los 90, vestida de leopardo, con purpurina en los ojos, una boa de plumas y Richey aún vivo.

Si alguna vez dejé a alguien sin responder, que no crea que seguí con mi vida como si nada. Probablemente piense en ello casi a diario, atormentándome con la idea de que ya es demasiado tarde y de que esa persona me guardará rencor eternamente.

Muy contenta con mis dos últimas elecciones mágicas.

Muchas veces pienso en la primera persona en el mundo que decidió mezclar patatas, huevos y cebolla... Devoró.

No sé si me parece más espeluznante la diferencia de trato de algunos chicos antes y después de aceptar que no tienen ninguna posibilidad contigo o el hecho de que ni siquiera intenten disimularlo.

Tengo que retomar el anime.

He decidido que quiero aprender a hacer un split (abrirse de piernas en el suelo) y va a ser uno de mis propósitos de año nuevo.

No voy a negar que me alegra que ya no esté mal visto odiar a Taylor Swift en público.

Podría vivir a base de salmorejo.

El remate de estas vacaciones ha sido volver a casa y ver que nos ha tocado el Silent Hill f en un sorteo. Preveo noches sin dormir.

Hemos pasado unos días chulísimos en Portugal.

Me acaban de confundir con una guiri francesa. Día arruinado.

A veces se me olvida que con 16 años me fui a Londres con una amiga para ver a My Chemical Romance por primera vez.

Hoy estoy viviendo por primera vez la experiencia de tener a un murciano en la cocina preparándome zarangollo.

Fallen Leaves (2023), Aki Kaurismäki.

He ido a la playa y una paloma se ha tumbado a tomar el solecito a mi lado. Puede que sea el mejor día de mi vida.

Acabamos de terminar la segunda temporada de 𝘖𝘻𝘢𝘳𝘬 y: chulísima.

Eugenie... The story of her journey into perversion (1970), Jesús Franco.

Anoche soñé que, estando aún en el instituto, un antiguo amigo se suic*daba y una de las monjas iniciaba una investigación para descubrir posibles motivos. Me citaba en su despacho y mi única aportación fue decir, entre sollozos: «es que le gustaban mucho los filósofos alemanes».

Tranquilita en la cama con mi pijama de Cinnamoroll, sábanas recién lavadas y una ligera brisa nocturna colándose por la ventana mientras leo sobre el proceso de blanquear de dinero (con fines puramente didácticos).